Un tecito solidario
Con Valdivia en el suelo, el mundo respondió en 1960. Una impresionante campaña global se activó para ayudar a la ciudad y sus alrededores. Al menos 55 países aportaron a la causa con todo lo que fuera necesario. Venezuela lideró el llamado a solidaridad a las naciones de América; y Estados Unidos envió cuatro hospitales desarmables. Aviones argentinos sobrevolaban la zona del cataclismo; mientras que el ministro de interior de la República Federal Alemana, Gerhard Schöder, se trasladaba hasta la ciudad para evaluar en terreno las necesidades de la población.

Yugoslavia, Pakistán y España también hicieron lo suyo. Cuba envió azúcar e India aportó con su producto estrella: el té. El primer ministro Sri Pandit Jawaharlal Nehru, quería saber cuál era el consumo promedio de té en las zonas destruidas por el terremoto. Su plan era regalar las toneladas suficientes para que los damnificados tuvieran por al menos un año. El representante indio en Chile dijo que Nheru sabía que “el pueblo chileno pasaba sus penas con unatacita de té”.

La donación fue de té por un valor de E° 5.000, 30.000 sacos de yute, 4380 camisas y pantalones, 3.888 camisetas y camisas, 6.000 frazadas y 1.296 camisas de manga corta.

Aquella amistad construida entre Chile y el resto del planeta volvería a cobrar fuerza en 2010, otra vez por culpa de un terremoto y otra vez con India como uno de los benefactores. Solo que, en vez de té, ahora la ayuda sería de cinco millones de dólares prometidos por el primer ministro Manmohan Sigh.