El Papa, el dictador y un par de holandeses
La ayuda internacional no solo vino desde los Estados o desde organizaciones o voluntariados, sino que también se registraron varios aportes individuales. Entre ellos, el mismísimo Papa Juan XXIII, quien envió US$10.000 como donativo de carácter personal.

Otro “ilustre” que se metió la mano al bolsillo fue el dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo, quien hizo un aporte personal de US$10.000 para los damnificados. Cuatro días antes del terremoto, el régimen había condenado a prisión a las hermanas opositoras Minerva y María Teresa Mirabal, y seis meses más tarde el “Generalísimo” ordenará su asesinato –sumando a una tercera hermana, Patricia-, hecho que dio origen al Día Mundial Contra la Violencia de Género, el 25 de noviembre.

El recuento de contribuciones frente a la catástrofe chilena registra también los aportes de dos holandeses: Sten Widell –quien había sido condecorado por Chile en 1953-, quien donó 10 mil coronas, y Arvid Carlander, cuyo aporte fue de US$2.000 para edificar escuelas en San José de la Mariquina y Collico, donde también comprometió la donación de terrenos.